Hoy, como muchas otras veces, con mis amigos discutimos por un largo rato sobre un tema que se ha discutido/se discute/se discutirá en todas partes, en todo momento y por todo el mundo: Dios, su existencia, el comienzo de la vida, Adán y Eva vs. Teoría de Darwin, Iglesia, Religiones, etc.
Ya perdió la gracia hablar de este tema. ¿Cuál es el objetivo? NUNCA JAMÁS se pudo convencer a un ateo de que Dios existe en una de esas conversaciones. Y tampoco lo contrario. Sin embargo, estamos empeñados en sentir que tenemos la razón.
Porque, al fin y al cabo, todos tenemos nuestras dudas. Creamos lo que creamos. Vivimos en un mundo misterioso, que nos oculta la posta. Nunca sabremos con certeza qué es lo que es y qué no.. Sólo podemos aferrarnos a la idea o creencia que más nos convenza, a esa que nos conviene o que simplemente nos inculcaron, y dejar nuestras dudas para que QUIZÁ, sólo QUIZÁ, algun día, solas se conviertan en respuestas.
Yo se lo que creo. Desde lo más profundo de mi ser juro solemnemente que se lo que creo. Y también se que no me covencerán de lo contrario, así como entiendo que no voy a convencer a otros de lo contrario a lo que ellos crean. No generalmente.
Por eso es que digo que esas discusiones son innecesarias. ¿No pasaron años y años numerosos filósofos, pensadores, ciéntificos y etc., Religiosos o no religiosos, creyentes o no creyentes, discutiendo sobre el tema sin llegar absolutamente a nada?
No sé cuál es la verdad y cuál la fábula. No sé quién tiene la razón. Sólo puedo decirles que es lo que Yo creo.
Sólo sé que el mundo es una mierda, y no hay otro responsable que nosotros, Los Seres Humanos de lo que sucede allí afuera.
Creo también que no es necesario etiquetarnos con religiones y creencias para hacer de este un mundo mejor. No es este un mensaje proselitista. Es más bien, haciendo uso de una frase más que quemada por los colegios: "un llamado a la reflección"
Creo que lo único que hace falta es escuchar nuestra conciencia. Olvidemos nuestra religión o No-religión por un momento y escuchemos a nuestra cabecita, que para algo está.
Miremos alrededor y veamos cómo sufre el mundo. Veamos qué es lo que hace mal al resto y tratemos de cambiarlo. No hagamos lo que no nos gustaría que nos hicieran ni tampoco aquello que sabemos que al otro le hace mal. Pongamos un mínimo de esfuerzo para sacarle una sonrisa a los demás, especialmente, a aquellos que no conocemos. Así de simple. Sin más cambiamos mucho.
Ahora, en serio, ¿Eran tan necesarias esas discusiones? ¿Realmente necesitamos tener la razón? NO IMPORTA LO QUE CREAMOS; NI LO QUE CREA OTRO, importa lo que NECESITA el otro, incluso ese que tan poco nos importa. ESPECIALMENTE ESE.
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