Te sorprenderá enterarte que la prostituta quería meterse de monja, que el médico quería ser asesino a sueldo y que tu madre se ha acostado con otros.
No todos los monjes querían renunciar al amor y no a todos los pintores les gusta pintar.
Nos sigue asombrando que haya músicos que no escuchan música y asistentes sociales que odien hacer el bien. Gente mala, que aparenta ser buena.
Los han determinado las circunstancias, sus familias, sus países, sus familias, quien sea que los haya criado.
No porque alguien sea hijo natural, fruto del adulterio, que hata vivido en una familia poco convencional quiere decir que vaya a elegir lo mismo.
Que sea hijo de ateo socialista no quiere decir que no vaya a buscar a Dios y elija el orden de la Iglesia. No, no que elija, que SUPLIQUE por el orden de la Iglesia.
Que alguien se la dé de honesto no nos dice que puede estar imponiendo un orden basado en una mentira en su núcleo familiar.
Somos lo que nos dijeron. Somos lo que nos mostraron, lo que nos enseñaron. Incluso cuando creemos que somos lo contrario. Incluso cuando creemos que lo hacemos por nosotros.
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