martes, 22 de junio de 2010
Soñé que tenía una hoja de afeitar antigua en mi mano. Era brillante, tan brillante y limpia que producía reflejos en mi retina. A primera vista, estaba desafilada. La daba vuelta entre mis dedos, para verla mejor, y la raudos chorros de sangre salían de mis yemas. Me asustaba, entonces depositaba la hoja en mi palma, para descansar mis dedos, pero inmediatamente comenzaba a sangrar el resto de mi mano. Así, todo se llenaba de sangre. Ambas manos, todos los dedos, y el maldito metal seguía limpio, brillante y desafilado--
Estamos nosotros, los que anteponemos los sentimientos a la razón, somos aquellos a los cuales ciertas necesidades físicas y psíquicas nos borran por completo los límites morales previamente impuestos. Los corren, borran o modifican.
Y después están los que la razón maneja sus vidas. La moral, lo correcto, lo que está bien visto, y después lo que sienten, lo que necesitan.
Son estos infelices los que no pueden vivir. Tienen una necesidad tan fuerte de respetar esas líneas morales, que no se dan cuenta que en realidad están suavemente trazadas con lápiz, que pueden ser cambiadas a su gusto y necesidad.
Pero tampoco nuestras paredes modificables nos garantizan felicidad plena, no. Nuestros límites, al modificarlos, se chocan con otros, ya sean propios o ajenos, y terminan lastimándonos a nosotros mismos por haber roto felicidades cercanas.
Y después están los que la razón maneja sus vidas. La moral, lo correcto, lo que está bien visto, y después lo que sienten, lo que necesitan.
Son estos infelices los que no pueden vivir. Tienen una necesidad tan fuerte de respetar esas líneas morales, que no se dan cuenta que en realidad están suavemente trazadas con lápiz, que pueden ser cambiadas a su gusto y necesidad.
Pero tampoco nuestras paredes modificables nos garantizan felicidad plena, no. Nuestros límites, al modificarlos, se chocan con otros, ya sean propios o ajenos, y terminan lastimándonos a nosotros mismos por haber roto felicidades cercanas.
viernes, 18 de junio de 2010
Y me encanta descubrir todos los días cómo una persona ya no me hace sentir lo que antes.
Darme cuenta que mi punto de vista ha cambiado, que no es el mismo que ayer, y que no será el mismo mañana.
Que no soy la misma, que soy cada día más libre.
Todos los días cambio mi forma de pensar. Menos superyó, más ello. Mucho más ello.
No me importa que choque. Que moleste. Porque cambiar me hace inmensamente feliz.
Y ver que ya no me angustian ciertos encuentros, ciertas imágenes. Ver que puedo ver desde otro lado.
Poder superar, sonreírle honestamente a eso mismo que me hizo llorar.
Darme cuenta que mi punto de vista ha cambiado, que no es el mismo que ayer, y que no será el mismo mañana.
Que no soy la misma, que soy cada día más libre.
Todos los días cambio mi forma de pensar. Menos superyó, más ello. Mucho más ello.
No me importa que choque. Que moleste. Porque cambiar me hace inmensamente feliz.
Y ver que ya no me angustian ciertos encuentros, ciertas imágenes. Ver que puedo ver desde otro lado.
Poder superar, sonreírle honestamente a eso mismo que me hizo llorar.
sábado, 5 de junio de 2010
Te sorprenderá enterarte que la prostituta quería meterse de monja, que el médico quería ser asesino a sueldo y que tu madre se ha acostado con otros.
No todos los monjes querían renunciar al amor y no a todos los pintores les gusta pintar.
Nos sigue asombrando que haya músicos que no escuchan música y asistentes sociales que odien hacer el bien. Gente mala, que aparenta ser buena.
Los han determinado las circunstancias, sus familias, sus países, sus familias, quien sea que los haya criado.
No porque alguien sea hijo natural, fruto del adulterio, que hata vivido en una familia poco convencional quiere decir que vaya a elegir lo mismo.
Que sea hijo de ateo socialista no quiere decir que no vaya a buscar a Dios y elija el orden de la Iglesia. No, no que elija, que SUPLIQUE por el orden de la Iglesia.
Que alguien se la dé de honesto no nos dice que puede estar imponiendo un orden basado en una mentira en su núcleo familiar.
Somos lo que nos dijeron. Somos lo que nos mostraron, lo que nos enseñaron. Incluso cuando creemos que somos lo contrario. Incluso cuando creemos que lo hacemos por nosotros.
No todos los monjes querían renunciar al amor y no a todos los pintores les gusta pintar.
Nos sigue asombrando que haya músicos que no escuchan música y asistentes sociales que odien hacer el bien. Gente mala, que aparenta ser buena.
Los han determinado las circunstancias, sus familias, sus países, sus familias, quien sea que los haya criado.
No porque alguien sea hijo natural, fruto del adulterio, que hata vivido en una familia poco convencional quiere decir que vaya a elegir lo mismo.
Que sea hijo de ateo socialista no quiere decir que no vaya a buscar a Dios y elija el orden de la Iglesia. No, no que elija, que SUPLIQUE por el orden de la Iglesia.
Que alguien se la dé de honesto no nos dice que puede estar imponiendo un orden basado en una mentira en su núcleo familiar.
Somos lo que nos dijeron. Somos lo que nos mostraron, lo que nos enseñaron. Incluso cuando creemos que somos lo contrario. Incluso cuando creemos que lo hacemos por nosotros.
miércoles, 2 de junio de 2010
Quiero que pase algo. Porque la vida me está aburriendo. No quiero seguir yendo y viniendo dentro de la misma habitación. Quiero que pasé algo grande. Que explote algo que vuele alguna de las paredes de la habitación, sino todas. Quiero una piña, un increíble tortazo.
Quiero que me den un poquito de paciencia para esperar sonriente la explosión.
Pero me gustaría que la habitación tuviera siete paredes, que la bomba quitara dos pero agregara cinco nuevas, que se quedaran esas lindas que no tuve antes y que me niego a perder. Me gustaría que las nuevas paredes formaran una habitación increíblemente desequilibrada, antinatural. Pero HERMOSA. Una habitación tan llena que sobraran muros. Una habitación que me volviera loca de alegría. Tan pero tan extraña que atrajera al mundo a mirarla, a comprenderla y vivirla-.
Quiero que me den un poquito de paciencia para esperar sonriente la explosión.
Pero me gustaría que la habitación tuviera siete paredes, que la bomba quitara dos pero agregara cinco nuevas, que se quedaran esas lindas que no tuve antes y que me niego a perder. Me gustaría que las nuevas paredes formaran una habitación increíblemente desequilibrada, antinatural. Pero HERMOSA. Una habitación tan llena que sobraran muros. Una habitación que me volviera loca de alegría. Tan pero tan extraña que atrajera al mundo a mirarla, a comprenderla y vivirla-.
El día que nos brinden con un poquito de paciencia estaremos más tranquilos.
Paciencia para todo. Entendernos, tiempo para entendernos necesitamos.
Amor para que alguien nos haga sentir capaces de aquello de lo que queremos sentirnos capaces. Esos amigos que nos putean tanto, que nos cachetean con palabras, nos hacen sentir tan mal que nos hacen más fuertes.
Quiero alguien que me diga que esta confusión es pasajera, que se llama crecer y extrañaré cuando se acabe.
No quiero volver para atrás. Quiero seguir adelante y llegar a eso, bancármelo y disfrutarlo.
Paciencia para todo. Entendernos, tiempo para entendernos necesitamos.
Amor para que alguien nos haga sentir capaces de aquello de lo que queremos sentirnos capaces. Esos amigos que nos putean tanto, que nos cachetean con palabras, nos hacen sentir tan mal que nos hacen más fuertes.
Quiero alguien que me diga que esta confusión es pasajera, que se llama crecer y extrañaré cuando se acabe.
No quiero volver para atrás. Quiero seguir adelante y llegar a eso, bancármelo y disfrutarlo.
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