Hace diez años demoler la casa fue un dolor fuerte para nosotros, un dolor que era apaciguado por las expectativas de la nueva casa y todas las promesas que acompañaban los proyectos. Hace ocho cada mueble nuevo era recibido casi como un nuevo miembro de la familia. Hace cinco era el lugar de juntadas, el de la pileta y parque en verano, era el lugar más lindo del mundo y en el que siempre queríamos estar.
Hoy produce angustia. Ansiedad porque se la lleve otro. Porque no es más que el constante recuerdo de épocas felices que ya no existen. Es la continua sensación de que no podemos empezar de cero. Generadora de discordias. Con veneno de ira y rencor en cada uno de sus ladrillos.
Cada paso atrás en nuestro intento de abandonarla es el grito de alguno. Ya nadie quiere los recuerdos. Ni las fotos. Ni la pileta. Queremos la primera casa, la chiquita, cuando nos queríamos entre todos y nos gustaba estar apretados. Cuando los tres podíamos dormir juntos y jugar juntos hasta la noche.
La única calma en las peleas es repetirme "ya no más, me estoy yendo".
viernes, 4 de noviembre de 2011
miércoles, 3 de agosto de 2011
Terapia
Nunca pude acostarme en el diván. Y menos hoy. Me senté, incómoda, jugueteé un poco con mi cartera, puse en silencio el celular y esperé a que M entrara con su taza de té, como todos los miércoles y se sentara en frente mío.
-¿Vas a usar este almohadón?
-No, no, usalo.
-¿Cómo estás?
-..
-A ver.. ¿me explicas lo que pasa?
-Si supiera..
-(risa irónica)
Con un intento de resignación de mi parte, intenté explicarle mi situación, en vano, no se entendió casi nada. ¿Y qué le iba a explicar si ni yo sabía lo que pasaba?¿Para qué había ido?
Desmintió absolutamente todo lo que dije. Aparentemente, yo estaba tan sumergida en mi dramatismo familiar que había exagerado. No me extraña.
Mis tics, mis contracciones y mi fijación a morder mis dedos aumentaban conforme M hablaba.
Como en muchas otras sesiones, proyecté mi enojo hacia él. Sentí, como muchas otras veces, que me atacaba. Me daba las respuestas como si todo fuera muy fácil. Como si lo que pasa fuera culpa mía.
-Te noto tensa, con los tics y moviendo el piecito. No paras de morderte los dedos. ¿Qué te quedaste pensando?
-Nada. (llanto)
-¿Qué les dirías si los tuvieras enfrente tuyo?
-Que manejan todo como el orto. Que... ¡Que nada! ¡Si total no me van a escuchar!
M se rió irónicamente por décima vez. Más llanto. Mucho llanto.
-¿Qué te quedaste pensando?
- Que les rompería algo en la cabeza. (A vos también te rompería algo en la cabeza, debe ser pura proyección igual)
Lloré. Lloré más. Con tristeza y bronca. Me dio vergüenza llorar. Eso ya no era una sesión. Sentí que no tenía ningún derecho.
Lo odié. Me odié; porque odié que me describiera como eso que yo no estaba lista para ver: un manojo de nervios. Odié mis tics, mis nervios, mis ojos y mis músculos.
-¿Qué pensás?
-Nada, que odio mis tics, que estoy cansada. Que tengo la espalda hecha mierda... Tengo ganas de desconectarme (y rasguñarme, apagarme)
-Pero vos tenés que encontrar la forma de alejarte.. de desconectarte....
El resto no lo escuché. O por lo menos no lo registré. ¿Cómo voy a distraerme si mis músculos se mueven como enfermos, si para desconectarme tengo que salir de mi cuerpo?
Antes de irme, pasé al baño. Lloré un poco más y bajé las escaleras. Me pidió sinceramente que lo llamara. Me despedí, le agradecí y por primera vez me sonrió antes de cerrar la puerta.
-¿Vas a usar este almohadón?
-No, no, usalo.
-¿Cómo estás?
-..
-A ver.. ¿me explicas lo que pasa?
-Si supiera..
-(risa irónica)
Con un intento de resignación de mi parte, intenté explicarle mi situación, en vano, no se entendió casi nada. ¿Y qué le iba a explicar si ni yo sabía lo que pasaba?¿Para qué había ido?
Desmintió absolutamente todo lo que dije. Aparentemente, yo estaba tan sumergida en mi dramatismo familiar que había exagerado. No me extraña.
Mis tics, mis contracciones y mi fijación a morder mis dedos aumentaban conforme M hablaba.
Como en muchas otras sesiones, proyecté mi enojo hacia él. Sentí, como muchas otras veces, que me atacaba. Me daba las respuestas como si todo fuera muy fácil. Como si lo que pasa fuera culpa mía.
-Te noto tensa, con los tics y moviendo el piecito. No paras de morderte los dedos. ¿Qué te quedaste pensando?
-Nada. (llanto)
-¿Qué les dirías si los tuvieras enfrente tuyo?
-Que manejan todo como el orto. Que... ¡Que nada! ¡Si total no me van a escuchar!
M se rió irónicamente por décima vez. Más llanto. Mucho llanto.
-¿Qué te quedaste pensando?
- Que les rompería algo en la cabeza. (A vos también te rompería algo en la cabeza, debe ser pura proyección igual)
Lloré. Lloré más. Con tristeza y bronca. Me dio vergüenza llorar. Eso ya no era una sesión. Sentí que no tenía ningún derecho.
Lo odié. Me odié; porque odié que me describiera como eso que yo no estaba lista para ver: un manojo de nervios. Odié mis tics, mis nervios, mis ojos y mis músculos.
-¿Qué pensás?
-Nada, que odio mis tics, que estoy cansada. Que tengo la espalda hecha mierda... Tengo ganas de desconectarme (y rasguñarme, apagarme)
-Pero vos tenés que encontrar la forma de alejarte.. de desconectarte....
El resto no lo escuché. O por lo menos no lo registré. ¿Cómo voy a distraerme si mis músculos se mueven como enfermos, si para desconectarme tengo que salir de mi cuerpo?
Antes de irme, pasé al baño. Lloré un poco más y bajé las escaleras. Me pidió sinceramente que lo llamara. Me despedí, le agradecí y por primera vez me sonrió antes de cerrar la puerta.
-
Como un dolor húmedo le recorre la espina, llevándola a la contorsión frenética, a la desesperación y la ira.
La tensión, la piel seca y alergias. Una necesidad de nostalgia imperceptible. Atropello, roturas, ansiedad. Atracones, rasguños y abstinencias.
En un intento de lastimar su nostalgia le rompí la mano.
Sólo queda el recuerdo y el calor interno de aquellos días. Más que dolor, incertidumbre.
Tensión sin distensión.
La tensión, la piel seca y alergias. Una necesidad de nostalgia imperceptible. Atropello, roturas, ansiedad. Atracones, rasguños y abstinencias.
En un intento de lastimar su nostalgia le rompí la mano.
Sólo queda el recuerdo y el calor interno de aquellos días. Más que dolor, incertidumbre.
Tensión sin distensión.
viernes, 22 de julio de 2011
Cuánta vejez!
Es un odio tan grande no poder gritar lo que realmente quiero, poder decir lo que siento, lo que me pasa realmente. Pensar que hace tan solo unos meses prometí espontaneidad y respeto por mi misma, respeto por mis impulsos. Y sin embargo, reconfirmo que no se puede. Cosas mias, ajenas, sea de quien sea, merecen ser gritadas. Pero heme acá frustrada, sin poder decir lo que pasa por mi cabeza, que son tantas cosas sin ser, a la vez, nada. Una gran impotencia por ver cómo pasan palabras, imágenes, sentimientos sin poder convertirlas en una sóla idea.
Decidí dejar ver a Dalila sin importar las consecuencias. Pero el problema principal fue dar por sentado tantas cosas que no estaban ahí permanentemente. Cosas que se sueltan con tantas fuerzas como se aferraron durante tanto tiempo.
Pensé que a Dalila la iban a acompañar otros interiores, pero la dejaron sola, varada por ahí, tratando de golpear a un mundo inmenso, indestructible. Un mundo que no la acepta.
Hay cosas que nacieron para ser reprimidas.
Decidí dejar ver a Dalila sin importar las consecuencias. Pero el problema principal fue dar por sentado tantas cosas que no estaban ahí permanentemente. Cosas que se sueltan con tantas fuerzas como se aferraron durante tanto tiempo.
Pensé que a Dalila la iban a acompañar otros interiores, pero la dejaron sola, varada por ahí, tratando de golpear a un mundo inmenso, indestructible. Un mundo que no la acepta.
Hay cosas que nacieron para ser reprimidas.
domingo, 17 de julio de 2011
Misma historia
Pequeño actor,
que juegas a quejarte,
a inspirar fuerte para llorar.
Pequeño actor,
que te ofendes,
que te cruzas de brazos.
Pequeño actor te gritan.
Pequeño actor te ignoran.
que juegas a quejarte,
a inspirar fuerte para llorar.
Pequeño actor,
que te ofendes,
que te cruzas de brazos.
Pequeño actor te gritan.
Pequeño actor te ignoran.
jueves, 30 de junio de 2011
En el frente de mi casa, en otoño y primavera hay millones de flores rosa fuerte que embellecen el césped. Dan sensación de paz, de armonía. Pero cuando sale una nube se marchitan y toman el feo aspecto de simples yuyos. Simples yuyos rosa marchito que cortan el verde.
Cuando me ves por primera vez ves mis sonrisas y escuchas mis risas. Doy sensación de alegría, de diversión. Pero cuando sale una nube me marchito y me quejo. Me quejo tanto que arruino la armonía del lugar.
Quiero volver al otoño y saltarme el invierno. Ya lo hice. Está empezando mi primavera.
Cuando me ves por primera vez ves mis sonrisas y escuchas mis risas. Doy sensación de alegría, de diversión. Pero cuando sale una nube me marchito y me quejo. Me quejo tanto que arruino la armonía del lugar.
Quiero volver al otoño y saltarme el invierno. Ya lo hice. Está empezando mi primavera.
viernes, 17 de junio de 2011
lunes, 13 de junio de 2011
"Me hablas de política
esto y aquello
hablas de ratas.
gansos. un mundo de paz
tropiezas y tartamudeas
das un puñetazo
y yo te digo que no hay política
tú maldices
dime ¿cuanto te preocupa?
enseñas al hombre del mostrador
guardándote una cajetilla de tabaco
y yo te digo que no hay política
me hablas de tumbas de
rufianas. excéntricos y delatores
y de lo que has leído
y de cómo deberían ser las cosas
y de lo que harías si...
y yo digo que alguien ha estado
estropeándote la cabeza
pegas un salto
elevas la voz
y tú mismo vuelves
al tono de los principios
tu brazo está en alto
y yo te digo que no hay política
por la tarde corres
para asistir a citas
con falsos amantes
y eso te deja
vacío por la noche
me haces preguntas
y yo te digo que cada pregunta
si es sincera
puede ser contestada preguntándotela
das unos pasos
te enfadas
yo te digo que eso no tiene nada que ver con
Gertrude Stein
vuelves los ojos
hacia la radio
y me dices que
vaya tierra baldía existe en la televisión
desbarras y despotricas
sobre la pobreza
tus dedos se arrastran por la pared
la puerta de rejilla deja marcas negras
en tu nariz
tu aliento queda
sobre el cristal de la ventana
pósters cuelgan doblados sobre tu cabeza
y el teléfono suena incesantemente
me dices cuánto he cambiado
como si eso fuera todo lo que tu
boca tuviera que decir
mientras hablas por teléfono
en un tono de voz
completamente distinto
al que tenías hace un minuto
cuando me hablabas de otra cosa
yo digo ¿qué es eso de los cambios?
tú dices "emborrachémonos"
enciendes un cigarrillo
"y vomitemos en el mundo"
te vas al armario
murmurando sobre la falsedad de las religiones
y de los dirigentes nacionales espasmódicos
yo digo de acuerdo pero
también vaciedad sagrada
si, santidad vacía
y que algunos de mis mejores amigos
conocen a gente que va a la iglesia
tú estallas
das portazos
dices "¿no se te puede decir nada?"
yo digo "¿TU qué crees?"
te ríes
y dices "¿ah siiii?"
voy a acabar la charla digo
y te alcanzo tu abrigo
sepultado bajo montañas de panfletos
yo digo que tu casa está sucia
tú dices que quién soy yo para hablar
tu pasillo apesta cuando
lo atravesamos
las escaleras se ladean violentamente
tu barandilla está podrida
y hay sangre
en el fondo de los peldaños
tú dices de juntar ladrillos con ladrillos
y yo te digo de juntar ladrillos con tiza
me cuentas grandes planes para el piso
y yo te hablo de una taquilla de apuestas
en Boston que da ventaja en el carrera
presidencial
no pienso apostar por algún tiempo digo
unos muchachitos
juegan a los dados
en el depósito de basura del callejón
tú dices "nada es perfecto"
y yo te digo otra vez
que no hay
política"
Bob Dylan (o POPTILAN)
esto y aquello
hablas de ratas.
gansos. un mundo de paz
tropiezas y tartamudeas
das un puñetazo
y yo te digo que no hay política
tú maldices
dime ¿cuanto te preocupa?
enseñas al hombre del mostrador
guardándote una cajetilla de tabaco
y yo te digo que no hay política
me hablas de tumbas de
rufianas. excéntricos y delatores
y de lo que has leído
y de cómo deberían ser las cosas
y de lo que harías si...
y yo digo que alguien ha estado
estropeándote la cabeza
pegas un salto
elevas la voz
y tú mismo vuelves
al tono de los principios
tu brazo está en alto
y yo te digo que no hay política
por la tarde corres
para asistir a citas
con falsos amantes
y eso te deja
vacío por la noche
me haces preguntas
y yo te digo que cada pregunta
si es sincera
puede ser contestada preguntándotela
das unos pasos
te enfadas
yo te digo que eso no tiene nada que ver con
Gertrude Stein
vuelves los ojos
hacia la radio
y me dices que
vaya tierra baldía existe en la televisión
desbarras y despotricas
sobre la pobreza
tus dedos se arrastran por la pared
la puerta de rejilla deja marcas negras
en tu nariz
tu aliento queda
sobre el cristal de la ventana
pósters cuelgan doblados sobre tu cabeza
y el teléfono suena incesantemente
me dices cuánto he cambiado
como si eso fuera todo lo que tu
boca tuviera que decir
mientras hablas por teléfono
en un tono de voz
completamente distinto
al que tenías hace un minuto
cuando me hablabas de otra cosa
yo digo ¿qué es eso de los cambios?
tú dices "emborrachémonos"
enciendes un cigarrillo
"y vomitemos en el mundo"
te vas al armario
murmurando sobre la falsedad de las religiones
y de los dirigentes nacionales espasmódicos
yo digo de acuerdo pero
también vaciedad sagrada
si, santidad vacía
y que algunos de mis mejores amigos
conocen a gente que va a la iglesia
tú estallas
das portazos
dices "¿no se te puede decir nada?"
yo digo "¿TU qué crees?"
te ríes
y dices "¿ah siiii?"
voy a acabar la charla digo
y te alcanzo tu abrigo
sepultado bajo montañas de panfletos
yo digo que tu casa está sucia
tú dices que quién soy yo para hablar
tu pasillo apesta cuando
lo atravesamos
las escaleras se ladean violentamente
tu barandilla está podrida
y hay sangre
en el fondo de los peldaños
tú dices de juntar ladrillos con ladrillos
y yo te digo de juntar ladrillos con tiza
me cuentas grandes planes para el piso
y yo te hablo de una taquilla de apuestas
en Boston que da ventaja en el carrera
presidencial
no pienso apostar por algún tiempo digo
unos muchachitos
juegan a los dados
en el depósito de basura del callejón
tú dices "nada es perfecto"
y yo te digo otra vez
que no hay
política"
Bob Dylan (o POPTILAN)
sábado, 11 de junio de 2011
"Ya no tengo ni encuentro palabras con qué pedir misericordia.
Baldía y fea como una rodilla desnuda es mi alma.
Busco un poema que no encuentro, el poema de un cuerpo a quien la desesperación pobló súbitamente en su carne, de mil bocas grandiosas, de dos mil labios gritadores.
A mis oídos llegan voces distantes, resplandores pirotécnicos, pero yo estoy aquí solo, agarrado por mi tierra de miseria como con nueve pernos"
El juguete Rabioso, por Roberto Arlt
Baldía y fea como una rodilla desnuda es mi alma.
Busco un poema que no encuentro, el poema de un cuerpo a quien la desesperación pobló súbitamente en su carne, de mil bocas grandiosas, de dos mil labios gritadores.
A mis oídos llegan voces distantes, resplandores pirotécnicos, pero yo estoy aquí solo, agarrado por mi tierra de miseria como con nueve pernos"
El juguete Rabioso, por Roberto Arlt
viernes, 10 de junio de 2011
Belleza Real
Ciertos patrones tallados en nuestras cabezas prácticamente desde la cuna, modelos, formas: Nos revientan el espíritu en su búsqueda ¿Por qué?¿Para qué? Para alcanzar la perfección ¿Según quién? El resto ¿Quién? EL RESTO, LOS DEMÁS.
Pero ¿Para qué alcanzar una perfección que se vuelve común, corriente? Tenemos al alcance del bisturí y tintura la perfección.
Si se ha vuelto tan fácil de alcanzarla: ¿Es cierto que seguimos queriéndola? Lo raro, lo extraño y original se ha vuelto moda, para convertirse en corriente y transformarse en la siguiente temporada ¿Es esto lo que buscamos?
Yo me pregunto ahora por qué no buscamos en cambio personas que respeten y admiren los originales, sin tratar de imitarlos. Sin llenar las vidrieras del mundo con su estilo "único". Sin hacerlos bailar en un videoclip. Sin hacer de ellos una producción masiva.
Ya no quedan originales, quedan marcas de ropas con estilos "originales", caras exóticas con cirujanos que las copian a la perfección, morochas "únicas" con 2 millones de copias al hombro.
Ya no queda gente espontánea, hay espontaneidad programada.
Ya no quedan artistas, hay un prototipo de artista.
Quedan personajes, variadas cantidades de personajes. Vienen con manuales de lo que deben decir, lo que deben vestir, escuchar y leer.
Ya nadie busca originales inimitables. Sólo buscan originales que lo único que buscan es ser imitados.
Pero ¿Para qué alcanzar una perfección que se vuelve común, corriente? Tenemos al alcance del bisturí y tintura la perfección.
Si se ha vuelto tan fácil de alcanzarla: ¿Es cierto que seguimos queriéndola? Lo raro, lo extraño y original se ha vuelto moda, para convertirse en corriente y transformarse en la siguiente temporada ¿Es esto lo que buscamos?
Yo me pregunto ahora por qué no buscamos en cambio personas que respeten y admiren los originales, sin tratar de imitarlos. Sin llenar las vidrieras del mundo con su estilo "único". Sin hacerlos bailar en un videoclip. Sin hacer de ellos una producción masiva.
Ya no quedan originales, quedan marcas de ropas con estilos "originales", caras exóticas con cirujanos que las copian a la perfección, morochas "únicas" con 2 millones de copias al hombro.
Ya no queda gente espontánea, hay espontaneidad programada.
Ya no quedan artistas, hay un prototipo de artista.
Quedan personajes, variadas cantidades de personajes. Vienen con manuales de lo que deben decir, lo que deben vestir, escuchar y leer.
Ya nadie busca originales inimitables. Sólo buscan originales que lo único que buscan es ser imitados.
lunes, 30 de mayo de 2011
Sueño #2
Soñé que éramos amigos, que te quería, que charlábamos y nos volvíamos a reír.
Que escuchábamos la misma música, otra vez.
Que me devolvías mis cosas. Que te abrazaba. Que te quería.
Que te había perdonado. Que lo que pasó no había pasado.
Que angustia cuando me di cuenta de que era algo tan lejano.
Que escuchábamos la misma música, otra vez.
Que me devolvías mis cosas. Que te abrazaba. Que te quería.
Que te había perdonado. Que lo que pasó no había pasado.
Que angustia cuando me di cuenta de que era algo tan lejano.
BIS
No hay nadie más vulnerable que el enamorado. Cuando te enamoras perteneces a otro. Tus humores y emociones no dependen más de vos. Pueden manipularte, corromperte, ROMPERTE. Quebrarte, arruinarte completamente hasta que lo único que quede de tu ser sea una materia gris y triste que no puede erguirse y caminar. Pero también el enamorado puede ser la persona más feliz y volatil del planeta. Puede ver todo rosa, blanco, azul. Puede sonreir de oreja a oreja.
Que afortunados y desgraciados los enamorados.
Que afortunados y desgraciados los enamorados.
domingo, 29 de mayo de 2011
Las condiciones del buen amor – Sergio Sinay
El buen amor, el que repara, el que da sentido a las vidas que toca, el que permite florecer a las potencialidades de quienes se aman, el que nos lleva a construcciones cooperativas en el camino de la vida y le da a ésta sentido, requiere ciertas condiciones. Son estas:
1) vivir en primera persona, no postergar las propias necesidades, sensaciones y sentimientos, porque nadie las encarará por mí;
2) respetar al otro como a un tú con sus propias necesidades y características, que no vino a este mundo a amoldarse a mis expectativas;
3) reconocer las diferencias que existen entre las personas, puesto que no hay dos seres humanos similares, y saber distinguir entre las diferencias irreconciliables (de valores, estructurales, de propósitos existenciales) y aquellas que permiten un trabajo cotidiano en común, para hacer de estas últimas el potencial del vínculo;
4) honrar los mutuos misterios (nada más alejado de un secreto o un ocultamiento), es decir, aquellas zonas propias o del otro que hacen a la esencia de cada uno, que no siempre tienen explicación y que no pueden violentarse;
5) aprender a aceptar, que no es sinónimo de tolerar, sino que significa dar por válido aquello del otro que no coincide con mi diseño y no pretender cambiarlo (más vale, para eso, cambiar de otro);
6) entender que el tiempo es el gran escultor (como lo llamaba la gran escritora francesa Marguerite Yourcenar, autora de Memorias de Adriano) y que él dará forma y volumen a la relación, puesto que ésta no viene dada;
7) comprender que el encuentro verdadero y profundo entre dos personas nunca es la consecuencia de una búsqueda premeditada, que no hay fórmula para acelerarlo, ni receta, ni mago que lo pueda provocar, sino que será el resultado de una alquimia generada al calor de la interacción: las personas primero toman contacto y después se encuentran (cuando se encuentran),
y 8) la última condición es la responsabilidad, atributo que, cuando está presente y es consciente, permite responder por los propios actos, elecciones, palabras y decisiones sin pretender que sea el otro el gestor de nuestra felicidad o el culpable de nuestra frustración.
Si tomamos en cuenta estas condiciones, veremos que una relación de amor es algo más que un premio al buen comportamiento. Es una construcción plena de sentido y trascendencia, y no se define por sus formas. Que personas con valores endebles, con nula capacidad para registrar y honrar al otro y con prioridades utilitarias y egoístas tengan parejas y formen familias no tiene que ver necesariamente con el amor. Si quienes las envidian pudieran asomarse al árido corazón de esas personas y a la tierra emocionalmente yerma de sus parejas y de las familias que a menudo edifican, seguramente no querrían estar allí. Los simulacros de amor no son gratuitos, aunque lo parezca, y sus costos espirituales y afectivos se presentan bajo la forma de insatisfacción vital, de angustia perenne, de ansiedades sin destino, de vacío existencial. Que las formas suelan ocultar estos costos no significan que los mismos no se paguen
1) vivir en primera persona, no postergar las propias necesidades, sensaciones y sentimientos, porque nadie las encarará por mí;
2) respetar al otro como a un tú con sus propias necesidades y características, que no vino a este mundo a amoldarse a mis expectativas;
3) reconocer las diferencias que existen entre las personas, puesto que no hay dos seres humanos similares, y saber distinguir entre las diferencias irreconciliables (de valores, estructurales, de propósitos existenciales) y aquellas que permiten un trabajo cotidiano en común, para hacer de estas últimas el potencial del vínculo;
4) honrar los mutuos misterios (nada más alejado de un secreto o un ocultamiento), es decir, aquellas zonas propias o del otro que hacen a la esencia de cada uno, que no siempre tienen explicación y que no pueden violentarse;
5) aprender a aceptar, que no es sinónimo de tolerar, sino que significa dar por válido aquello del otro que no coincide con mi diseño y no pretender cambiarlo (más vale, para eso, cambiar de otro);
6) entender que el tiempo es el gran escultor (como lo llamaba la gran escritora francesa Marguerite Yourcenar, autora de Memorias de Adriano) y que él dará forma y volumen a la relación, puesto que ésta no viene dada;
7) comprender que el encuentro verdadero y profundo entre dos personas nunca es la consecuencia de una búsqueda premeditada, que no hay fórmula para acelerarlo, ni receta, ni mago que lo pueda provocar, sino que será el resultado de una alquimia generada al calor de la interacción: las personas primero toman contacto y después se encuentran (cuando se encuentran),
y 8) la última condición es la responsabilidad, atributo que, cuando está presente y es consciente, permite responder por los propios actos, elecciones, palabras y decisiones sin pretender que sea el otro el gestor de nuestra felicidad o el culpable de nuestra frustración.
Si tomamos en cuenta estas condiciones, veremos que una relación de amor es algo más que un premio al buen comportamiento. Es una construcción plena de sentido y trascendencia, y no se define por sus formas. Que personas con valores endebles, con nula capacidad para registrar y honrar al otro y con prioridades utilitarias y egoístas tengan parejas y formen familias no tiene que ver necesariamente con el amor. Si quienes las envidian pudieran asomarse al árido corazón de esas personas y a la tierra emocionalmente yerma de sus parejas y de las familias que a menudo edifican, seguramente no querrían estar allí. Los simulacros de amor no son gratuitos, aunque lo parezca, y sus costos espirituales y afectivos se presentan bajo la forma de insatisfacción vital, de angustia perenne, de ansiedades sin destino, de vacío existencial. Que las formas suelan ocultar estos costos no significan que los mismos no se paguen
jueves, 26 de mayo de 2011
Adele - Rolling in The Deep
There’s a fire starting in my heart
Reaching a fever pitch,
It’s bringing me out the dark
Finally I can see your crystal clear
Go head and sell me out and I'll lay your shit bare
See how I leave with every piece of you
Don’t underestimate the things that I will do
There’s a fire starting in my heart
Reaching a fever pitch,
And it’s bring me out the dark
The scars of your love remind me of us
They keep me thinking that we almost had it all
The scars of your love they leave me breathless
I can’t help feeling
We could have had it all
Rolling in the deep
You had my heart and soul
And you played it
To the beat
Baby I have no story to be told
But I’ve heard one of you
And I’m gonna make your head burn
Think of me in the depths of your despair
Making a home down there
It Reminds you of the home we shared
The scars of your love remind me of us
They keep me thinking that we almost had it all
The scars of your love they leave me breathless
I can’t help feeling
We could have had it all
Rolling in the deep
You had my heart and soul
And you played it
To the beat
We could have had it all
Rolling in the deep
You had my heart and soul
And you played it
To the beat
Throw your soul through every open door
Count your blessings to find what you look for
Turned my sorrow into treasured gold
You pay me back in kind and reap just what you sow
We could have had it all
We could have had it all
It all, it all it all,
We could have had it all
Rolling in the deep
You had my heart and soul
And you played it
To the beat
We could have had it all
Rolling in the deep
You had my heart and soul
And you played it
To the beat
Reaching a fever pitch,
It’s bringing me out the dark
Finally I can see your crystal clear
Go head and sell me out and I'll lay your shit bare
See how I leave with every piece of you
Don’t underestimate the things that I will do
There’s a fire starting in my heart
Reaching a fever pitch,
And it’s bring me out the dark
The scars of your love remind me of us
They keep me thinking that we almost had it all
The scars of your love they leave me breathless
I can’t help feeling
We could have had it all
Rolling in the deep
You had my heart and soul
And you played it
To the beat
Baby I have no story to be told
But I’ve heard one of you
And I’m gonna make your head burn
Think of me in the depths of your despair
Making a home down there
It Reminds you of the home we shared
The scars of your love remind me of us
They keep me thinking that we almost had it all
The scars of your love they leave me breathless
I can’t help feeling
We could have had it all
Rolling in the deep
You had my heart and soul
And you played it
To the beat
We could have had it all
Rolling in the deep
You had my heart and soul
And you played it
To the beat
Throw your soul through every open door
Count your blessings to find what you look for
Turned my sorrow into treasured gold
You pay me back in kind and reap just what you sow
We could have had it all
We could have had it all
It all, it all it all,
We could have had it all
Rolling in the deep
You had my heart and soul
And you played it
To the beat
We could have had it all
Rolling in the deep
You had my heart and soul
And you played it
To the beat
miércoles, 11 de mayo de 2011
Hay Sol
Cornuda por partida doble, llena de complejos, obsesiva, GRAN obsesiva.
Auto-exigente, irritable, terca, MUY terca.
Gran habladora, insoportable habladora.
Sin tiempo para nada. Ligeramente depresiva.
Gritona, llorona.
Pero con los mejores hermanos del mundo, los mejores amigos del mundo, las mejores ambiciones del mundo.
Hoy entró olor a verano en mi cuarto, y me hizo feliz. Entró mi hermanito con una pulcerita para mi y me alegró el día.
No perdí nada estos 11 meses pasados, no, me hice más fuerte.
Hace 11 meses tenía estas mismas cosas. Era igual que ahora, un poco menos fuerte, y mucho más feliz. Volvamos los meses atrás y hagamos de cuenta que no pasaron.
A ser feliz de vuelta, a disfrutar lo que me llena. A estudiar, a tocar, de a poco, a escribir cosas lindas otra vez.
Tengo otra vez tibio el corazón y ganas de gritar y reírme mucho más que antes-
HAY SOL! GENTE HAY SOL EN MI HABITACIÓN
Auto-exigente, irritable, terca, MUY terca.
Gran habladora, insoportable habladora.
Sin tiempo para nada. Ligeramente depresiva.
Gritona, llorona.
Pero con los mejores hermanos del mundo, los mejores amigos del mundo, las mejores ambiciones del mundo.
Hoy entró olor a verano en mi cuarto, y me hizo feliz. Entró mi hermanito con una pulcerita para mi y me alegró el día.
No perdí nada estos 11 meses pasados, no, me hice más fuerte.
Hace 11 meses tenía estas mismas cosas. Era igual que ahora, un poco menos fuerte, y mucho más feliz. Volvamos los meses atrás y hagamos de cuenta que no pasaron.
A ser feliz de vuelta, a disfrutar lo que me llena. A estudiar, a tocar, de a poco, a escribir cosas lindas otra vez.
Tengo otra vez tibio el corazón y ganas de gritar y reírme mucho más que antes-
HAY SOL! GENTE HAY SOL EN MI HABITACIÓN
domingo, 8 de mayo de 2011
Increíble
Increíble cómo podés tomar un corazón que antes juraste que atesorabas y tirarlo al piso. Increíble cómo pudiste saltarle encima. Increíble cómo lo escupiste y lo prendiste fuego. Tomaste las debilidades y tocaste sus llagas.
Increíble cómo al final te chupaba un huevo. Increíble lo cínico que sos. Increíble lo ciega que fui yo.
Lograste lo que querías: hacerme mierda para que no te doliera tanto perderme. Felicitaciones! Me perdiste Y me hiciste mierda.
Esta es la última vez que escribo de vos. Antes quería superarte, ahora quiero olvidarte. Ojalá algún día deje de odiarte.
Increíble cómo al final te chupaba un huevo. Increíble lo cínico que sos. Increíble lo ciega que fui yo.
Lograste lo que querías: hacerme mierda para que no te doliera tanto perderme. Felicitaciones! Me perdiste Y me hiciste mierda.
Esta es la última vez que escribo de vos. Antes quería superarte, ahora quiero olvidarte. Ojalá algún día deje de odiarte.
domingo, 3 de abril de 2011
Como si ya no hubiera suficiente violencia.. en busca de paz y tregua me encontré con un cuadro duro y rojo. Navidad, mis viejos juntos, una botella de vino volcada y mi hermanito llorando en un rincón. Como si faltara violencia.
Agarremos un cuchillo y démosle vueltas. A ver cuánto más puede doler.
Agarremos un cuchillo y démosle vueltas. A ver cuánto más puede doler.
martes, 1 de marzo de 2011
Terquedad
Mi cabeza de cemento proviene del temor. Un miedo terrible a descubrir que quizá aquello en lo que creo no es tan así. Que esa seguridad no está tan asegurada. Después de golpear la terquedad varias veces contra la pared me encontré con una bolsa de escombro. Y me dolió ver el escombro convirtiéndose en polvo de a poco.
Llegué a una primera entrevista de terapia para decirle que "no sabía nada de nada", "no sabía qué pensaba con respecto a.. NADA". "No sé qué quiero, qué pienso. No sé cuándo cedo demasiado y cuándo muy poco." Y una angustia inigualable al encontrarme por primera vez en la incertidumbre de todo. De no poder afirmar nada.
Pero a pesar de la bolsa de polvo, seguía terca ante todo. Mi cabeza dura, convertida en una gran soberbia me llevó y sigue llevando a perder casi todo. Y todavía sigo sin entender nada. Sin pensar nada. Pero afirmando todo, absolutamente todo. Y sigo sin ceder en muchas cosas y cediendo en otras en las que no debería. Negándome a unas más allá de mi deseo de realizarlas por infidelidad a una primera decisión. Terquedad, terquedad, orgullo.
Soberbia. Más que nada, soberbia.
Llegué a una primera entrevista de terapia para decirle que "no sabía nada de nada", "no sabía qué pensaba con respecto a.. NADA". "No sé qué quiero, qué pienso. No sé cuándo cedo demasiado y cuándo muy poco." Y una angustia inigualable al encontrarme por primera vez en la incertidumbre de todo. De no poder afirmar nada.
Pero a pesar de la bolsa de polvo, seguía terca ante todo. Mi cabeza dura, convertida en una gran soberbia me llevó y sigue llevando a perder casi todo. Y todavía sigo sin entender nada. Sin pensar nada. Pero afirmando todo, absolutamente todo. Y sigo sin ceder en muchas cosas y cediendo en otras en las que no debería. Negándome a unas más allá de mi deseo de realizarlas por infidelidad a una primera decisión. Terquedad, terquedad, orgullo.
Soberbia. Más que nada, soberbia.
miércoles, 9 de febrero de 2011
-
Un sollozo. Dos sollozos. Me senté en el piso y cerré la ducha. Me abracé las rodillas. Una aguja, dos agujas. Tres. Abrí la ducha. Me miré los pies. Me quemaban los pies. Me di vuelta para quemarme la cara. Cerré la ducha. Un segundo. Tres gotas y otro sollozo. Me miré los pies. Las gotas que caían por un mechón de pelo. Y pensé. Sin llorar. Duelo. Culpa. Odio. Hambre. Una aguja, dos agujas. Tres. Cuatro. Abrí la ducha. Me paré. Me quemé la cara. Me peiné otra vez. Salí. No me miré en el espejo y me fui.
Otra aguja.
Otra aguja.
domingo, 30 de enero de 2011
L
Estaba sentada ahí, en ese lugar luminoso. Y ella lloraba.
La más linda de todas. Aquella que camina y todos caen muertos.
LA chica. La que tiene todo y hace todo. Y sin embargo no es feliz.
Porque caemos siempre en el error de creer que su sonrisa es verdadera.
Porque no nos damos cuenta que le duele cada centímetro del cuerpo.
Que por ser la más linda se siente sola. Y que por verla como la vemos todos pensamos que su seguridad amortigua los insultos.
Se siente más sola que nadie. Incluso cuando esta rodeada de gente.
Su dolor me dolía como propio. Era la primera vez que la veía llorar.
Lloraba como si nunca lo hubiera hecho. Y no dejaba de refregarse los ojos e intentar recuperar la compostura.
Me enojé. Me enojé con los que la hacían llorar. Con los que la insultaron, los que la hicieron creer menos. Me enojé con todos aquellos a los que ella pidió perdón. Me enojé conmigo misma. Sentí que la vida había sido tan injusta con ella que le daba derecho a romper cabezas. Pero no. A pesar de tantos golpes, ella sigue pensando que el resto tiene razón.
La más linda de todas. Aquella que camina y todos caen muertos.
LA chica. La que tiene todo y hace todo. Y sin embargo no es feliz.
Porque caemos siempre en el error de creer que su sonrisa es verdadera.
Porque no nos damos cuenta que le duele cada centímetro del cuerpo.
Que por ser la más linda se siente sola. Y que por verla como la vemos todos pensamos que su seguridad amortigua los insultos.
Se siente más sola que nadie. Incluso cuando esta rodeada de gente.
Su dolor me dolía como propio. Era la primera vez que la veía llorar.
Lloraba como si nunca lo hubiera hecho. Y no dejaba de refregarse los ojos e intentar recuperar la compostura.
Me enojé. Me enojé con los que la hacían llorar. Con los que la insultaron, los que la hicieron creer menos. Me enojé con todos aquellos a los que ella pidió perdón. Me enojé conmigo misma. Sentí que la vida había sido tan injusta con ella que le daba derecho a romper cabezas. Pero no. A pesar de tantos golpes, ella sigue pensando que el resto tiene razón.
lunes, 3 de enero de 2011
Depresión
Esas fiestas mágicas que recuerdo de chiquita, se acabaron con la infancia.
Hace rato que todo está mezclado, confuso. Triste. Más que triste: deprimente.
Tengo un nudo en la garganta que crece día a día haciendome imposible evitar llorar. Todo es extraño, loco, confuso. Todo cambia tan repentinamente que no me da tiempo a respirar y hacerme a la idea.
Es todo tan doloroso que me gustaría cortarlo por lo sano. ¿Se llama egoísmo que quiera que el resto acabe para poder respirar unos días? Pues si así se llama, bienvenido sea el egoísmo. No aguanto más. Estoy cansada de llorar, cansada de pensar, de no dormir, de mis tics.
Me gustaría desconectarme por un rato para no ver cómo estoy perdiendo a tantos y a tanto. Y ante esto me podría contestar que tengo sin embargo a tantos al lado mío, a tanto tan valioso, que no tendría que quejarme. Pero ¿me merezco estas palabras de consuelo? ¿o es que tendría que reever toda mi vida? toda yo. Y si, es lo que estoy haciendo. Y desde hace tanto que ya me estoy cansando. Y preferiría desconectarme por un rato, no pensar, no existir.
O aunque sea tirarme a vegetar en mi cama, leyendo libros que no me hagan pensar. Pero no voy a hacer eso. No voy a dejar que mi depresión me carcoma la vida. Voy a enfocar mi tristeza, bronca, odio, desesperación en algo más productivo. Me voy a distraer antes de ahogarme en mí.
Hace rato que todo está mezclado, confuso. Triste. Más que triste: deprimente.
Tengo un nudo en la garganta que crece día a día haciendome imposible evitar llorar. Todo es extraño, loco, confuso. Todo cambia tan repentinamente que no me da tiempo a respirar y hacerme a la idea.
Es todo tan doloroso que me gustaría cortarlo por lo sano. ¿Se llama egoísmo que quiera que el resto acabe para poder respirar unos días? Pues si así se llama, bienvenido sea el egoísmo. No aguanto más. Estoy cansada de llorar, cansada de pensar, de no dormir, de mis tics.
Me gustaría desconectarme por un rato para no ver cómo estoy perdiendo a tantos y a tanto. Y ante esto me podría contestar que tengo sin embargo a tantos al lado mío, a tanto tan valioso, que no tendría que quejarme. Pero ¿me merezco estas palabras de consuelo? ¿o es que tendría que reever toda mi vida? toda yo. Y si, es lo que estoy haciendo. Y desde hace tanto que ya me estoy cansando. Y preferiría desconectarme por un rato, no pensar, no existir.
O aunque sea tirarme a vegetar en mi cama, leyendo libros que no me hagan pensar. Pero no voy a hacer eso. No voy a dejar que mi depresión me carcoma la vida. Voy a enfocar mi tristeza, bronca, odio, desesperación en algo más productivo. Me voy a distraer antes de ahogarme en mí.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)