jueves, 11 de noviembre de 2010

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No se si lo de hoy fue el disparador o en realidad la gota que rebalsó el vaso. Creo que venía sintiendo hace rato cómo me alejaba de todo lo que creía. Y hoy simplemente exploté. Me dijeron las palabras justas para darme cuenta de que no sé absolutamente nada, de que todo lo que siento choca, de estoy segura de muy pocas cosas de las que quiero, y que el resto es puro palabrerío. Que no entiendo nada. Que no tengo nada definido y que no resolví absolutamente nada. Tengo un puto quilombo en mi cabeza que puede que sea otra crisis existencial. No entiendo una mierda. Sólo sé que todo lo que rechacé con orgullo mucho tiempo me llama a medias a que nos reconciliemos. Y estoy considerando su propuesta.
¿Es hipocresía volver a eso que insistí en no creer? No. No creo en eso que dije que no compartía. Simplemente que me llama todo aquello que me seguía generando dudas. Que siento la misma necesidad de antes. Que estoy tan confundida como a los 12, 13, 6 o 3 años.
Me cansé de escuchar a personas mayores decir que agradezcamos tener una edad en la que nuestra cabeza está fresca para formarla a nuestra manera. Es evidente en este momento que llega un punto en el que vamos a elegir un camino que nos condenará a sufrir de alguna manera y a no entender los otros, incluso aquellos que fueron mucho tiempo una opción a elegir.
"Sólo sé que no sé nada" y que me gustaría saber aunque sea un poco.

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